Ya nunca te veo. [2015]
6 noviembre, 2017
Ya nunca te veo
entrando por esa puerta
que contemplo sin cesar.
Y, aunque te veo,
ya no eres tú
quien grita mi nombre en el dintel.
Cuando vine a cerrar los párpados
ya era tarde para rescatarme el corazón,
ví cómo se abrían las tardes mundanas,
el cielo en hielo se opacaba
y tú hacías duda mi quemazón.
Se fue toda esperanza triunfal
y dejó de entrar esa silueta que yo adoraba
para permitir el paso de una figura que yo no sabía.
Alguien que siendo mía,
tristemente,
ni conocía…
Ahora llegas pero no eres tú
ni el sol frío que me hacía de ti una espera.
Mas sigo mirando esa puerta
esperando el regreso de los días
en que sabía que era yo,
-tan única-,
esa persona a la que tú nunca mentías.
VVRR
Atramentum
Derechos registrados.
Porque sí
21 May, 2017
Ni me oyes cuando el detalle se me adhiere
al pecho zaherido y confuso,
pero canto oraciones para ti,
porque sí,
porque los errores no entran en equipaje alguno
cuando una vida tiembla y se aferra a,- quién sabe-, qué imágenes.
Ni me verás
porque se han cerrado tus ojos,
porque, cansaditos de observar,
se han rendido al silencio de la ceguera.
Porque sí,
porque no hay culpa ni rencor,
ni juez se atreva a opinar de lo que se desconoce.
Yo, seguro la menos indicada,
me quedo con esa conversación pendiente
que tendremos, tarde o temprano,
en algún jardín ideado solamente
para ti… y para mí.
Puedes ir con calma, puedes ir tranquila.
Aquello que nos diste suple cualquier «pero»,
todos los «porqués» y la duda más abrasadora.
Quedarán, para mí, de tu mano y de tu amor,
ese Naranjo y ese Laurel, herederos de un aroma
y testigos sin testar de una silenciosa vida rota,
hermosos y fuertes, nobles, con el suave rubor
de quien sabe que la lluvia a todos nos toca
y, -aun mojando-, limpia, madura y hace crecer.
Me quedo guardado un paseo para ti.
Porque sí.
Porque lo ganaste en un concurso de pala y cubo
aquel día que me miraste, por vez primera,
y fuiste de las pocas personas que me dio más de lo que tuvo.
Yo te vi observando ese Laurel.
Yo he sabido del amor por tu Naranjo.
Y no me queda duda alguna cuando sus sombras
mitigan el fortísimo calor que me viene dañando:
A ti no te espera juicio alguno
cuando tus dolores trajeron al mundo
esas dos alas que me vienen acompañando…
VR. Derechos registrados.
Llagas. La llaga del recuerdo
3 febrero, 2017
Recuerdo este poemario como uno de los que más me hizo llorar.
Ninguno de los poemas que lo componen es de Amor, aunque puede parecerlo. O sí, perdonen, sí habla de Amor, pero no de amor romántico, sino del Amor que sólo saben darte quienes te regalan la Vida, quienes te enseñan dónde está la diferencia entre rectitud e incoherencia y quienes no dudan en dar su último aliento por ti.
Como siempre, espero que les guste, les haga sentir, recordar, pensar en alguien o algo o, incluso, correr a marcar ese número de teléfono…
X. LA LLAGA DEL RECUERDO (IX en poemario)
Aún se me nublan, desérticas, las pupilas
al eclipsar el zafiro de tu raza
con la nostalgia que tu ausencia me destila.
Aún orillo la saliva de tus besos en mi mordaza
y libo en el recuerdo de tus labios mi derrota,
océano eviterno de mis pústulas y tu melaza.
Aún te alegorizo verso a verso, nota a nota,
en epigramas, apneas, llantos y canciones
por distraer el titubeo de mi alma rota.
¿Cómo el requiebro de los ciclones
despertó huestes robustas?
¿Cuándo ígneos los tifones
tronaron marejadas justas?
Aún extraño la sima sacra de tu rosa,
la hoguera entre rubores de tu piel
y el ornato recio de tu esencia victoriosa.
Y no me rindo, no me bastan pluma y miel
para zafarme de este cataclismo.
¡Ay infortunio, dolor macilento
que te torna invisible espejismo!
Yo que profané cosmos y firmamento
por consagrarte el alma y su abismo,
viví en tu latido y muero en su viento.
© “Llagas”. 2000
Verónica Victoria Romero Reyes. VVRR
Este amor es poesía
19 julio, 2016
Yo canto y verás que este amor
esta noche se vuelve poesía,
y mi voz llegará
como un canto de melancolía.
No te esperaré mas,
porque esto es la despedida,
sé que es justo que hagas tu voluntad.
Yo te amo y lo quiero gritar,
pero la voz del alma
solo sabe cantar.
Yo te amo y lo quiero gritar,
y esta noche no puedo ni hablarte aunque quiera…porque lloraré.
Yo canto la tristeza que en mí,
esta noche será melodía,
porque aun lloro por ti,
aunque se que èsta es causa perdida,
no pregunto por qué no eres tú tan solo mía,
sè que es justo que hagas tu voluntad.Yo te amo y lo quiero gritar,
pero la voz del alma
solo sabe cantar.
Yo te amo y lo quiero gritar,
y esta noche no puedo ni hablarte aunque quiera…porque lloraré.
Yo te amo…
Yo te amo…
Yo te amo…(https://www.youtube.com/watch?v=OM0-ajWa16c)
No tardes, Muerte, que muero;
ven, porque viva contigo;
quiéreme, pues que te quiero,
que con tu venida espero
no tener guerra conmigo.
Remedio de alegre vida
no lo hay por ningún medio,
porque mi grave herida
es de tal parte venida
qu’eres tú sola remedio.
Ven aquí, pues, ya que muero;
búscame, pues que te sigo;
quiéreme, pues que te quiero,
y con tu venida espero
no tener vida conmigo.
(Jorge Manrique, Jaén. 1440-1479)
Nos dijimos adiós.
La tarde estaba
llorando nuestra despedida.
Nos dijimos adiós tan simplemente
que pasó nuestra pena inadvertida.
No hubo angustia en tus ojos
ni en mis ojos.
No hubo un gesto en tu boca
ni en la mía.
Y, no obstante, en el cruce de las manos
calladamente te dejé la vida.
Fuiste valiente con tu indiferencia
y fui valiente con mi hipocresía,
nos separamos como dos extraños
cuando toda la sangre nos unía.
Pero tuvo que ser
y fue mi llanto,
sin una escena ni una cobardía.
Tú te fuiste pensando en el olvido
y yo pensando en la melancolía.
Hoy sólo resta de esa vieja tarde
un recuerdo,
una fecha
y una rima.
Así, sencillamente nos jugamos
el corazón en una despedida…
(Jorge Robledo Ortiz, Santa Fe de Antioquía. 1917-1990)
Te esperé con la sangre detenida
sobre el silencio en ascuas de tu ausencia.
Te esperé soportando la existencia
como un lebrel al pie de tu partida.
Te esperé casi al borde de la herida
y a dos pasos no más de la demencia.
Te esperé en la angustiosa transparencia
de aquella noche en el reloj vencida.
Pero qué inútil la mortal espera:
Sin pensarlo cité la primavera
cuando el invierno helaba mis rosales.
Y hoy que casi olvidaba tu presencia,
me estoy enamorando de tu ausencia
a través de mis propios madrigales.
¿Recordamos un texto de hace seis años?
9 julio, 2016
Albahaca.
La albahaca vino a traerle recuerdos de infancia y olores de adolescencia. Mientras capturaba la imagen, entre flores y arbustos, de quien le había devuelto las ganas de vivir en tan sólo unos meses, pudo reconocerse como una mujer nueva y fresca que sentía como propias las aventuras de quien la miraba sonriendo. El día había sido duro, cruento incluso, pero con inusitado despiste y naturalidad, quien la amaba le hizo olvidar el qué y el quiénes. Apenas bastaban tres sonrisas y dos besos insinuados, en ocasiones. No se había sentido sola en ningún momento. Nunca pensó que estaba equivocada mientras recogía aparatosamente su casa y se lanzaba a la llamada de lo místico.
En unos meses, aun sintiendo la morriña de la tierra, había construido su hogar en unas manos apenas conocidas. Y ya no concebía más mundo que ése. Tampoco quería hacerlo. Sólo una vez se sabe. Y sólo una vez llega. Se sabe, se siente y se confirma.
Salir de su trabajo para ver el coche aparcado. Y sonreír. Cuando abría la puerta siempre encontraba unos ojos brillantes que la miraban como nunca nadie lo había hecho. Se mortificaba después pensando si aquellos ojos verían lo mismo en sus pupilas. Después, sentir una mano tranquila que acariciaba su cara y procuraba un beso infantil, inocente, cargado de sentimiento. Ver el gesto firme en el volante y las palabras que le dirigía, llenas de ternura. Nunca podría decirle que no, a nada. Y era perfectamente consciente de que su arbitrio estaba rendido a la voluntad de quien, ahora, ocupada el margen más inexacto y alto de sus aspiraciones. Y todavía no podía saber a ciencia cierta si la llama que le prendía la razón era la misma en aquella mano que, de madrugada, en sueños, procuraba un acercamiento de su pecho hacia su espalda. Cómo le temblaba el cuerpo, cómo le tiritaba el alma…
Muchas mañanas, cuando distancia y tarea ocupaban su cabeza en oficios necesarios para la salud mental, se encontraba releyendo la historia. Una historia que comenzó de manera poco convencional y en marcos espaciales que indicaban un futuro incierto. Fue la fe quien salvó marco y tiempo. Ella, en su manifiesta ensoñación de lo atípico, estaba convencidísima de que algo tan grande y manifiestamente sobrehumano sólo se podía conseguir con el esfuerzo de las dos partes. Y estaba segura de que el camino estaba sellado para siempre. Tanta diferencia en caracteres convertida en complementariedad no podía significar otra cosa: el amor.
Alguna noche de insomnio pudo contemplar su cuerpo inane sobre la cama. Ríos de ternura era el fluir de la sangre por sus venas. Tanta emoción contenida pudo transformarse en algún verso simplón, de metáfora escondida, algún fin de semana, en soledad y con añoranza extrema. A veces se sorprendió conteniendo las palabras. Más se sorprendía cuando no encontraba léxico que pudiera dar forma a sus emociones. Sencillamente no podía. Porque no había verbo que contuviera en sí mismo toda la semántica de su sentimiento.
– ¿Éste te gusta?
– Mi vida, me gustan todas.
Quizá gritar que todas le gustaban si eran para esa casa hubiera sido insuficiente. ¿Cómo hacerle entender que daba igual qué hiciera, qué dijera o qué pensara? El pacto estaba hecho. Trazado el argumento contra el abúlico y resignado camino, todo le parecía una maravilla de la vida si era a su lado. Poco importaba si la convulsión del alma era distinta: ella la sentía y ya era suficiente.
Una rúbrica a perpetuidad. Remover un corazón es gesta eterna.
– Me ha encantado comprar flores contigo. Me pareció tierno.
– A mí también.
Presa de los miedos del pasado, aún le costaba decirle que nunca sus ojos se apartaron de su pelo, que, mientras se separaban entre rosas, orquídeas y narcisos, en ningún momento pudo dejar de pensar que esa fragancia estaba siendo respiraba por quien le robaba el juicio.·»Verte feliz es toda mi ambición» – hubiera que rido decirle. Pero no lo dijo nunca. Descubrir el alma era peligro manifiesto.
Al salir, entre albahaca y tomillo, sólo vió una enorme sonrisa, sólo percibió una mano que apresaba sus dedos. Las macetas pudieron pesarle en los brazos, quizá el cansancio estaba doblando sus rodillas, tal vez la morriña y el anhelo de su tierra, a veces, la llevaba a paisajes muy lejanos. Y sin embargo, al doblar el paso de peatones, se sentía la mujer más libre del mundo. Sin pesos y sin ataduras. Con un único destino, de nombre y apellidos ya conocidos que, hoy, le apresaba la mano y hacía de un rumbo ajeno, su camino.
Y al llegar a aquella casa no sintió más que la recompensa inequívoca de saberse meta y conocer que ya toda vereda estaba obstruida porque, al fin, entre flores, pudo dar nombre a esa brasa que la consumía: Su fin.
Lejos de asustarse, sonrío para sí. «Ya mi sangre tiene vena. ¿Qué existe sino su paso?».
Se arrimó a su cuerpo. Se dejó abrazar. Y la noche vino a cubrir aquellos dos cuerpos que, solos, acaparaban en un dormitorio la magnitud infinita de un espacio no conocido. Ella rezó, como cada noche. Y dejó que la Muerte, sibilina y dulce, viniera a decirle, de madrugada y a traición, que nunca dejó de borrar su nombre de la lista. Y, al sentir ese miedo, tan palpable como la sábana que la cubría, pudo ver, en aquella albahaca, que acababa de rubricar con dolor el pergamino donde se había escrito lo más sagrado, en forma y fondo, de su vida.
– Dejaré de fumar.
Y con un beso a una medalla, que rondaba su tórax desde hacía veinte años, selló su nueva promesa.
«Nunca permitiré que le hagan daño». Un beso en los labios y una oración fueron suficientes para procurarse el sueño reparador, que tanto la esquivaba.
«Traeré más plantas y flores».
A fin de cuentas, ver aquellos labios sonreír era el oxígeno que le hacía levantarse cada mañana. Y aquél cuerpo que dormía a su lado era la única imagen que ella quería conservar en su memoria. Para siempre.
Verónica Victoria Romero Reyes.
«Ella»- Derechos registrados.
2010.
Vengo a decir
5 julio, 2016
Seis años, seis, -que se dice pronto-, y sigo pensando, sintiendo, mirando, respirando y ¿soñando? de la misma manera…
Ilusa o no, qué más da… Tú cambiaste.
Pero yo no.
He ahí el dilema: reconvertirme en algo que no he sido jamás
Vengo a decir.
Vengo a decir que me encontraba
buscándote
o esperándote.
Sólo por conocer a quién amaba.
No recuerdo la canción.
Y sí la llantera.
No recuerdo la noche.
Y sí su tiritera.
Vengo a decir que fue difícil espuela
tu añoranza,
tu evocación.
Sólo por dar hiato a quien, hoy, me cela.
No recuerdo la cabalgada.
Y sí la montura.
No recuerdo la carrera.
Y sí su hendidura.
Vengo a decir que fue distante sino
anhelarte,
presentirte.
Sólo mistificar de tu enjuague mi destino.
No recuerdo la brújula.
Y sí el camino.
No recuerdo el horizonte.
Y sí un norte confundido.
Vengo a decir que fue intuición
tu talle erguido,
o tu postura.
Sólo ser letra de mi ambición.
No recuerdo el poema.
Y sí la cadencia.
No recuerdo la estrofa.
Y sí tu ausencia.
Y vengo a decirte, aún a riesgo
de descubrir mi talón tan protegido,
que eres cisma y sempiterno sesgo
donde cayó, frágil, el futuro invertido.
Y, loca de ternura, en tal manera,
vengo a decir que, siendo mansedumbre,
eres la bestia y eres la fiera
donde calmo mi tosca raidumbre.
Si descubrir afanes
es mi propia traición,
vengo a decirte,
tranquilamente,
que eres acento,
hiato y sinéresis
en mi preclara pretensión.
No hay mal que tú no sanes
ni estribillo que no acompases.
Sin ti todo fue mera ficción
y sentires fueron ademanes.
Y ya que quemé una treintena
recreándome en tu hallazgo,
déjame ser la lágrima en tu pena
y la obra de arte en tu mecenazgo.
Como yo, poco labio te habló
de alma, de vida o de sus teoremas.
Ningún espíritu mi amor halló
en poco o mucho que tú no temas.
Y ahora, despojada de armadura,
vengo a decirte,
quizá arcaicamente,
que lista o tonta,
alegre o triste,
no soy más reflejo
que aquello
que ya tú viste…
Si poco, lo siento.
Si justo, me alegro.
Si mucho, mi ego resiento.
¿Cuándo coloreaste de blanco un océano negro?
Vengo a decir que no recuerdo el dónde.
Y sí el momento.
Vengo a decir que no recuerdo el cómo.
Y sí su sentimiento.
Y vengo a decirte que tu beso
en mi labio enhebrado
no fue bálsamo y sí el bautizo
de una infiel de eterno amor confeso.
¡Enajenado!
Porque sin ti las cicatrices nunca llegaron
y las heridas, en mi dermis, fueron siempre
salva de sangre que mi luna jamás aclamaron.
Y ahora, que eres sagrario de mi vena,
no hay ni un sollozo, ni una tristeza
y no me rinde ninguna estrella,
en relojes de nocturnidad,
al abismo de lágrima o de pena.
Vengo a decirte, con claro descaro,
que acaparas minutos y horas,
que descubre el enigma raro
el navío que en mis peñascos escoras,
que eres la savia y no el alimento
donde almibaro el salitre de mi lamento.
Vengo a decirte, el alma en vilo,
que eres el aire que yo respiro.
En conclusión,
vengo a decirte y decirme
que no conozco más vida
que la de, en tu vida, yo, morirme…
Verónica Victoria Romero Reyes.
Tuya. Cómplice. 2010.
Derechos registrados
Cada 21 días: Sin ti no sigo…
3 junio, 2015
A mi hermano, Carlos Tomás Romero,
«Pegaso» en algunos poemas, «Fénix» en otros
y «meses de Vida» en este Cáncer que me quiere comer.
Gracias Hermano.
Después de ti, Kako, no hay nada.
Eres tú el poema más difícil de escribir,
el que me hace traba en la garganta,
el que turba mis dedos en un facsímil,
el que me embriaga de perfumes de niñez, inocencia y amor.
.
Eres tú el verbo que conjugo cuando la aguja entra en mi piel,
– perforándome el alma-,
eres tú la estrofilla sin rima que rezan mis labios ante el veneno que llaman medicina.
.
Eres tú. Siempre lo eres.
Tan eterno como el sollozo que llevo por Ella.
.
Eres tú la cadera que, aun repleta de tumores,
sigue caminando sin bastones por pudor;
el hombro que va sin cabestrillo,
y la mama quemada pero orgullosa.
.
Eres tú la sinestesia indefinida,
– porque de amor incondicional te hicieron-,
eres tú la silva sin normas ni métricas regladas, sin encabalgamientos.
.
Eres tú. Siempre lo has sido.
Tan eterno como el quebranto por Él.
.
Eres tú la paz y la esperanza, el regocijo en los días turbios,
la sinceridad cuando cuanto todo es maraña,
el delfín confiado cuando todo es tiburón
el pajarito que hace nido en la nada que, hoy, soy yo…
.
Eres tú el desayuno que añoro en cada quimio,
– y que vomitaré-,
ese recuerdo que me hace soñar, rezar y luchar.
.
Eres tú. Siempre lo serás.
Tan eterno como el amor que te profesaré aun siendo cenizas.
.
Y vivo sin vivir en mí
porque Aquella- que era Yo-, fue asesinada.
.
Y hoy te digo:
.
«No hirieron jamás las ganas de amarte
ni bufones ni catetos ni malas artes…
Llego yo a esa saciedad absoluta
donde digo adiós con alegría
solo diciéndotelo a ti
porque sólo Tú mereces despedida».
.
Porque sólo Tú lo mereces.
Porque sólo Tú eres adverbio de tiempo
y conjunción siempre copulativa…
Porque has creído, has amado, has sido honesto,
has perdido batallas por procurarme triunfos,
has vendido sonrisas para ocultar tu triste gesto,
has rendido estrellas a mis pies cuando reinaban oscuras nubes.
.
Pido a Dios que nadie nunca más te vilipendie ni te humille,
nunca nadie te veje o calumnie con falsos argumentos.
Ojalá nunca la voz de «hijosdeputa» sepulte tu murmullo ingenuo.
.
Ojalá Dios me de Vida suficiente
para procurarte el Destino que tú mereces;
«tan grande como el corazón que portas en el pecho».
.
Ojalá Dios me de Vida para ser yo quien cuide y proteja tu alma.
Ojalá sea yo, la que viva o muerta,
te procure la nube de la calma.
.
Ojalá sea yo…
.
VVRR
«Sentencia» Derechos registrados». 2015.
.
Hurtadora. «Ave ladrona», 2003.
25 marzo, 2015
Quizá al despertar una aurora
tras un velo de tempestad,
azotada por un vivo sueño,
te arrepentirás.
Quizá una tarde cualquiera,
disueltas vileza y ruindad,
cuando la razón te doble el alma,
te arrepentirás.
Quizá no mañana,
quizá en plenilunios,
quizá más de cien lunas
hallan de salir en el cielo
para que percibas mi duelo
por tu venganza inoportuna.
Quizá descubras con dolor
que tu puñalada fue la certera,
por ser de mano en la que confié,
que rasgándome las venas,
enterró mi buena fe.
A tí te debo desde tu ánimo doloso
mi falta de confianza en las voces
que reclaman mi cariño y calor amistoso;
a tí te debo mi aplauso jubiloso
por enseñarme la vereda de las coces,
las patadas y el redoble luctuoso.
A tí, ladrona, te deberé la gloria literaria
porque mis versos gritarán tu nombre
aun cuando muerta seas rencorosa imaginaria.
A tí, delincuente, te serán vetados
los honores de poetas y rapsodas,
te serán clausurados templos sagrados
donde moran silvas, liras y odas.
A tí plagiadora, hurtadora,
te repudiarán a salivazos,
serás vergüenza y deshonor
de tantas brillantes gestas
que libramos por la Poesía en sus brazos.
De citas la lengua me inyectas,
«Conspiras contra Dios», enlazo
sentir de Darío de Dies
con mi propio y sangrante dolor.
¡Cómo te golpeará tu propio sable
por sangre que Verso adora y respeta!
Galones penarás: Culpable.
Estigma luciré: Poeta.
© Ave Ladrona. 2003
Verónica Victoria Romero Reyes. VVRR.
En un flequillo.
12 diciembre, 2013
Epílogo.
24 enero, 2018
Estaba releyendo…
Buscando entre mis palabras previas a la aparición del Bicho en mi vida, algún relato o sonetillo que me arrancara una sonrisa, me iluminara la cara y me hiciera olvidar los dolores de este nuevo circuito de quimio por la sorprendente aparición de la metástasis hepática, cinco días antes de Nochebuena de 2016.
Y he aquí que descubro unas líneas, quizá atemporales, que creo que, aun saliendo de mi alma y mi pluma, son de todos.
Pues sí.
Siempre, por y para ustedes.Intenten leerlo con los ojos que no nos lucen en el rostro.
Feliz miércoles.
Allí quedaba ella. Con tres mil títulos por crear y ninguno por escribir. Sin rumbo, sin destino, sólo aquel recuerdo que le decía que nunca hubo poema ni rima capaz de darle forma. Buscando una sinestesia donde el sentido no existía y una metonimia donde las partes jamás fueron el todo.
Redescubriendo en cada letra un amor que nunca fue. Sí de ella. Y lienzo imaginado de ese alguien más.
Qué manera más triste de despedirse de su vida cuando cada Palabra era un motivo…
El sueño era una excusa para no pensar. La cerveza un pretexto para no recordar y hacerle el amor un simple motivo para darle placer cuando se ella sentía que la buscaban. No hay más donde nunca se buscó más que esto aparente, tan visible… Nunca es un porqué de algo que jamás se da. Ella creyó que darse en alma era más que un…
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Mi primer loco: Roque Dalton
11 octubre, 2017
A Dalton, nacido en San Salvador en 1935, lo conocí prematuramente para poder entenderlo desde una perspectiva objetiva y antropomórfica. Mi primera obra de él, "Los testimonios", me reveló un sarcasmo mayúsculo y una concepción del lenguaje más allá de su campo semántico. Años después descubrí un significado totalmente distinto. A Dalton hay que abordarlo con los ojos muy cerrados y el alma muy abierta. Solamente así, entenderemos la profundidad y complejidad de un ser humano atormentado y alegre, irónico y gentil, pobre de bolsillo y rico de espíritu. Espero que esta pequeña selección (algunos de mis poemas preferidos), les guste, -y les llene-, tanto, o más, que a mí. Disfruten, sientan, identifíquense. Rían y lloren, asocien algún recuerdo, olor o persona. Recorran cada verso como el pirata bordea el círculo imperfecto de una moneda perteneciente a un tesoro de incalculable valor. Les dejo con él, con el misterioso, enigmático y magnético Roque Dalton. Un grande entre grandes. Uno de mis grandes. Mi primer loco. VVRR
LOS LOCOS
A los locos no nos quedan bien los nombres.
Los demás seres
llevan sus nombres como vestidos nuevos,
los balbucean al fundar amigos,
los hacen imprimir en tarjetitas blancas
que luego van de mano en mano
con la alegría de las cosas simples.
Y qué alegría muestran los Alfredos, los Antonios,
los pobres Juanes y los taciturnos Sergios,
los Alejandros con olor a mar!
Todos extienden, desde la misma garganta con que cantan
sus nombres envidiables como banderas bélicas,
tus nombres que se quedan en la tierra sonando
aunque ellos con sus huesos se vayan a la sombra.
Pero los locos, ay señor, los locos
que de tanto olvidar nos asfixiamos,
los pobres locos que hasta la risa confundimos
y a quienes la alegría se nos llena de lágrimas,
cómo vamos a andar con los nombres a rastras,
cuidándolos,
puliéndolos como mínimos animales de plata,
viendo con estos ojos que ni el sueño somete
que no se pierdan entre el polvo que nos halaga y odia?
Los locos no podemos anhelar que nos nombren
pero también lo olvidaremos…
MI DOLOR
Conozco perfectamente mi dolor:
viene conmigo disfrazado en la sangre
y se ha construido una risa especial
para que no pregunten por su sombra.
Mi dolor, ah, queridos,
mi dolor, ah, querida,
mi dolor, es capaz de inventaros un pájaro,
un cubo de madera
de esos donde los niños
le adivinan un alma musical al alfabeto,
un rincón entrañable
y tibio como la geografía del vino
o como la piel que me dejó las manos
sin pronunciar el himno de tu ancha desnudez de mar
Mi dolor tiene cara de rosa,
de primavera personal que ha venido cantando.
Tras ella esconde su violento cuchillo,
su desatado tigre que me rompió las venas desde antes de nacer
y que trazó los días
de lluvia y de ceniza que mantengo.
Amo profundamente mi dolor,
como a un hijo malo.
NO TE PONGAS BRAVO, POETA…
La vida paga sus cuentas con tu sangre
y tú sigues creyendo que eres un ruiseñor.
Cógele el cuello de una vez, desnúdala,
túmbala y haz en ella tu pelea de fuego,
rellénale la tripa majestuosa, préñala,
ponla a parir cien años por el corazón.
Pero con lindo modo, hermano,
con un gesto
propicio para la melancolía.
Los números de 2015
12 enero, 2016
Los duendes de las estadísticas de WordPress.com prepararon un informe sobre el año 2015 de este blog.
Aquí hay un extracto:
Un tren subterráneo de la ciudad de Nueva York transporta 1.200 personas. Este blog fue visto alrededor de 5.700 veces en 2015. Si fuera un tren de NY, le tomaría cerca de 5 viajes transportar tantas personas.
Los números de 2014
14 enero, 2015
Los duendes de las estadísticas de WordPress.com prepararon un informe sobre el año 2014 de este blog.
Aquí hay un extracto:
Un tren subterráneo de la ciudad de Nueva York transporta 1.200 personas. Este blog fue visto alrededor de 4.900 veces en 2014. Si fuera un tren de NY, le tomaría cerca de 4 viajes transportar tantas personas.
En año y medio de sequía.
20 marzo, 2014
Las Musas, esas amiguitas que me acompañaban desde mi edad prepúber, me abandonaron un junio de 2012 de la manera más inadecuada que existe: ni dijeron adiós; se limitaron a pegar un portazo, hacer vibrar paredes y descolgar de modo violento los cuadros más inspiradores de mis estancias más privadas.
Hoy, que la Duda ronda mi casa, el Miedo me hace la comida y la Inutilidad me ronda, me doy cuenta de que estoy hecha de la arcilla más endeble que se puede conocer: la terrible conciencia de la mortalidad.
No voy a entrar en detalles porque sólo le importan a quienes comen de la miseria que, hoy, se sirve a mi mesa. Y esos, pocos, afortunados o muy desgraciados, se pueden contar con los dedos de mis manos. Me quedo con el despiste de mi hermano, la racionalidad de mi cuñada y la abnegada paciencia de mi pareja.
De todos aprendo cada día. Poco o mucho pero algo.
No me gustaría irme de esta Vida que conocemos sin pedir perdón a algunas personas a las que creo que, de manera inconsciente, hice daño. Tampoco quiero laúdes ni compasión. La falsa piedad siempre me ha dado mucho asco. Ahora, mucho más. Inconmensurable.
En año y medio de sequía me han pasado algunas «cositas» insólitas. No saber rimar y medir ya no me preocupa, no crear no me quita el sueño. Pensar que puedo perderme me hace plantearme muchas otras incógnitas para las que no tengo respuestas.
Mi madre decía que algún día ganaría el Planeta. Mañana es su cumpleaños y no está aquí. Mi padre siempre presumió ante sus conocidos, socios y amigos del talento de su hija. Ayer fue el día del Padre. Tampoco estuvo aquí. El lunes fue el cumpleaños de mi hermano. Le compré de regalo dos camisetas. Ninguna de su talla. Qué desastre de hermana.
El caso es no dar una.
Y ahora entiendo que algunos estamos de paso, para dar tránsito a lo mejor, para enseñar qué sí y que no. No basta la voluntad ni la buena fe. No sirven las plegarias ni los rezos cuando ya se ha terminado el paso que te lleva a la vereda convenida.
Año y medio sin versos, sin Poesía, sin nuevos cánticos. Hoy entiendo por qué.
Otro vendrá. Mejor lo hará.
.
VVRR
Los números de 2013
2 enero, 2014
Los duendes de las estadísticas de WordPress.com prepararon un informe sobre el año 2013 de este blog.
Aquí hay un extracto:
Un tren subterráneo de la ciudad de Nueva York transporta 1.200 personas. Este blog fue visto alrededor de 4.500 veces en 2013. Si fuera un tren de NY, le tomaría cerca de 4 viajes transportar tantas personas.
Uno de mis poemas… en canción.
3 diciembre, 2013
Gracias Kike.
Permite al trueno
sembrar de estruendo
la suave curva de tus sentidos. Nunca el miedo será consejero. Permite al árbol
un grave cimbreo amenazador
cuando el viento lo haga vasallo. Nunca la fuerza es emisario. Permite a la tierra
un beso apasionado, un soplo desgarrado,
ese aire que destroza para crear. Nunca las piernas obraron milagro. Las tuyas, sí. Las de él, también. De ella, de mí, de nosotros. Cierra esos ojos de luz y penumbra
que no te dejaron ver más que lo obvio. Detrás del párpado que escruta,
tan juez de nada y filósofo de nimiedad,
queda el robo a lo invisible
donde navega, tan efímero,
ese velero, tan tuyo,
tan mío,
tan de todos,
de eternidad. Una huella es humedad en la arena. Una victoria… Un garabato precioso.
De humanidad.
Verónica Victoria Romero Reyes
Atraméntum.
Derechos registrados.
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Quién fuera.
20 agosto, 2013
Enero 2011.
A decir verdad, me encontraste desnuda.
Y poco puede darte quien no lleva historia en los párpados cerrados,
quien no tiene trasfondo en el bolsillo ni naipe en la manga escondido,
quien jugaba con el remolino de un deseo cuando tu deseo era el remolino.
Y era el juego.
Poco te dará quien no supo, ni sabe, ni sabrá, y es presunción,
de conocer de rubores sin menoscabo y continuamente, en ciclón,
de tardes de sorteo de amores donde el premio es compartido
y el amor, un ultrajado personaje que sabe y se siente como una risa.
Con prisa.
Poco o nada puede darte quien avivaba una ilusión de ti,
sin conocerte, ni saberte, ni intuirte
cuando tu intuición, tu sabiduría y tu conocimiento
dejaron las huellas en parajes que yo jamás interpreté.
Y deseé.
Quién fuera tiempo y fuera historia,
fuera recuerdo, fuera tu clave y tu deshora.
Quién fuera ave que nace en ti y muere bajo tus alas.
Quién fuera el aire de tus brisas claras.
A decir verdad me encontraste por casualidad.
Y poco de casualidad tiene el perseguirte en sueños,
anhelarte cada día en mil clamores sin tu nombre
y presentirte la llegada con cien sonidos y sus cien tambores.
Y era mi vida.
Tanto amo como duele y tanto duele como amo
y tanto dolor es el amor mío aunque, tristemente,
y muy tardío,
es de ti, en fiel desmayo,
puro y único, eternamente.
Verónica Victoria Romero Reyes.
Blog de la autora
Tuya. Cómplice.
Derechos registrados.
Comprar libros en formato papel ya no es caro
18 julio, 2013
Aún recuerdo mi primer sueldo. Me lo pulí, hace ya unos 15 años, en libros antiguos. Me dirigí a una librería de la capital donde estudiaba la carrera y me dediqué a rebuscar títulos o autores clásicos que llevaba tiempo buscando. El resultado fue un “Bestiario” de Córtazar, ya casi sin tapillas y sin cosido, una “Divina Comedia” en dos tomos fastuosos y un “Decamerón” de Bocaccio. Todos lucen en mis estanterías con especial iluminación.
No vamos a negar que los lectores asiduos nos gastamos cantidades ingentes de dinero en libros, sólo por el hecho de pasar esas hojas que alguien concibió en algún momento. Casi todos tenemos ya libros electrónicos o smartphones que nos ayudan a la descarga de obras online. Pero, seamos sinceros, ¿es lo mismo esa pantallita insípida e inodora que todo el sabor, el ruido uniforme y la textura de un papel que nos transmite algo?
Buscando maneras de ahorrar algo, por ese respeto que da saber que estamos en crisis y hay que ir aumentando la bolsita del ahorro, me topé con esta generosa idea para la economía familiar: cupon.es
En ella se ofrece al cliente un surtido amplio de descuentos en compras de toda clase, índole y público. Directamente me fui al apartado de descuentos en libros y encontré este enlace http://cupon.es/descuentos-iberlibro.html
Iberlibro se especializa en libros de ocasión, antiguos o raros. Algunos de ellos pueden ahorrar a nuestro bolsillo hasta un 30% de su valor en mercado. Para quienes, como yo, la rareza es un plus de autenticidad en un libro clásico, ahorrarnos unos durillos nos viene de perlas ahora, de cara a esas vacaciones que soñamos llenas de cócteles y playas abarrotadas.
Lo interesante de Cupon.es es la gran diversificación y el ahorro inmediato. Servidora, compradora compulsiva de tecnología y Literatura, les agradece la deferencia que tienen para los consumidores.
Espero que mis lectores, también apasionados de un buen libro con olor a historia, puedan aprovechar estas referencias que he mencionado.
VVRR.
Imagen – Iberlibro.
Un día te querré… Un día: ¿cuándo?…
4 May, 2013
Un día te querré… Un día: ¿cuándo?
No lo sé, ni me importa, todavía.
Tan segura de amarte estoy, un día,
que ni anhelo ni busco, voy andando.
Mi mano que la espera va ahuecando
hoy reposa indolente, blanda y fría.
Un día te querrá… Hoy sólo ansía
encerrarse en la tuya, descansando.
Mi amor sabe aguardar. No es impaciente:
su deseo es arroyo, y no torrente
que hacia ti, con certeza, sigue andando.
Y una tarde cualquiera y diferente
me ha de dar a tu amor, serenamente.
Un día te amaré: ¿qué importa cuándo?
Julia Prilutzky.
Ustedes me sabrán perdonar.
25 abril, 2013
Ustedes me sabrán perdonar que yo pudiera sufrir de invierno un tibio marzo de hace un año… Ni culpa de una ni recuerdo nítido de la otra parte. Pero vino a hacer el Infierno en las nubes de eternidad que con tiento, amor y siglo, se tejían.
Les explico que, aun siendo pocos, son el tanto de gloria que yo sumo a mi cúmulo de realización personal y mi ansia de perpetuar sensaciones que, siendo tan mías, son solamente mero atisbo de lo que ustedes sienten. Presienten o imaginan. Pero en ustedes están aunque no se expresen.
Yo no sé sus nombres, ni sus orígenes ni su procedencia. Ni entiendo de fronteras ni de gentilicios ni de maneras en las que nacer. Todos, para mí, somos de pan, somos de vino. Carne, sangre y alma para alentarnos un destino diferente. O igual, dependiendo de decisiones, azares, infortunios o destrezas.
Nosotros, que somos lo mismo, nos movemos por el sentimiento que nos es natural: el amor. Poco más. o El amor, o la ausencia del mismo.
He estado alejada del Verso tantas noches como lunas vi opacarse en el nombre de quien hoy me deja calcetines sucios bajo la cama que yo recojo. Tampoco me pesa, para qué mentirles, pero cada día encuentro menos razones para hacerlo. Encuentro un profundo cansancio en lo que hace años me procuraba gran satisfacción.
Mi fidelidad a ustedes llegaba a tal punto de provocarme desvaríos para procurarles un cuarteto ingenioso o una silva sin precedentes. Cuando mi corazón dejó de tener razones, opté por copiar y reavivar esos versos eternos que invoqué algún día y cuando repetía me hacían caer en una congoja sin precedentes. Les quería recordar que todo sigue y todo pasa, que todos somos capaces de sobreponernos a una desgracia personal, un día malo, una pérdida o una desazón. Les quería decir que me alumbraron noches sin estrellas y yo lo agradecía. Por mero amor, simple expectativa.
Pero no.
Resultó que no.
Se cuentan ya más de trescientas sesenta y cinco lunas y aún no.
Ni he podido darles más, ni mejor, ni he conseguido hacer como tantos que saben sobrevivir a una herida.
Ni me autocompadezco ni quiero comentarios de mierda que no aportan nada y sólo pretenden cierta notoriedad y un algo de menoscabo en la autoestima mía.
Algún día ustedes entenderán esto y no serán capaces de reaccionar ni hablar ni escribir. Y yo no habré de hablarles, en esa noche de ciénaga para ustedes, de lo grande e inesperada, para Bien, que es esta Vida que recorremos… (Porque ni lo creo, ni lo sé, ni me lo repito).
Quizá se acuerden de esto, de un endeble post en la era tecnológica, de lo que se pudieron reir en un momento determinado y se arrepientan de la precipitada hazaña personal que dieron como victoria, en una batalla que nunca tuvo enemigo que no fuera usted mismo…
Con todo yo les compadezco: algún día también supe vanagloriarme de mi profunda suspicacia y caí en el pozo más inaccesible, el de aquellos que nunca creyeron que las historias ajenas pudieran doler como alfilerazos en el alma cuando es a espíritu propio al que le toca sustentar el peso de una cruz que no se merece.
Pues bien, duelen. Esas cruces inesperadas, duelen. Y el dolor, ese dolor, es capaz de diluirte las intenciones en algo más que sopor y conformismo.
Acabas siendo otro.
Un “alguien” tan distinto a ti que apenas reconoces cuando te enfrentas a la realidad física de un espejo y la verdadera identidad que re refleja tu manera de pensar o sentir. ¿Y qué hacer? Pues poco más que no enturbiar el camino del otro.
Si su dolor se traduce en anorexia, coman. Si es insomnio, tomen Lormetazepan. Si lloran sin remedio ni razón, acudan al Prozac. Si les da miedo el exterior, no salgan de su casa. Si les asfixia la falta de espacio no se metan en un ascensor…
Todos sirven razones con argumentaciones siempre válidas, y en presunción, muy eficaces…
Al final, eres tú con tu historia, tus razones, tu llanto o tu alegría.
Y el otro, aunque aconseje, no tiene ni puta idea de qué fue lo que consiguió hacer de ti un mero instrumento de viento que dejó de soplar el aire que te daba eso que, algunos, todavía, llaman, el destino.
Y hoy, que no notas ni un pasado, ni un presente ni un futuro, yo, sin ninguno de ellos, por privaciones que no vienen al caso, te digo que nunca existe más destino que el tú mismo logres dibujar mañana.
Así que, aun no teniendo razones (o teniendo algunas que hoy no son muy válidas), cuando salga el sol, plantarás la sonrisa que tú llevas en el rostro de quien se cruce en tu camino.
Y así, aunque te pese, aunque el llanto te atrofie esa comisura de labio que dibuja tu sonrisa, consigues vivir.
Consigues engañar.
Consigues que aquél, que amas, duerma tranquilo y te sienta como alguien feliz.
Y, cuando lo piensas, todo dolor es mero rasguño cuando procuraste un camino limpio de guijarros.
Sea el que sea.
–
VVRR
–
.
He robado.
19 abril, 2013
He robado el óculo de tu tiempo
en un traspiés de lo que no puedo saber.
–
Tú no me entiendes. Ni lo harás.
Pero en las estrellas de tu noche
son mis ideas sobre ti las que titilan.
–
Ya por qué ser el árbol de hoja caduca
si puedo ser perenne en tus jardines.
–
VVRR.
Tierra y Sol.
Derechos registrados.
–
«Mecagontó»
17 febrero, 2013
El día «mecagontó» nos pasa a todos de vez en cuando, de cuando en vez.
Pasan las horas y te convences de que no te tenías que haber levantado de la cama.
Mi madre lo explicaría con un simple «alguien te está mentando»…
Me levanté tarde. Eran las once y media cuando mi perra se tiró un «peo» cerca de mi nariz. Escribo «peo» sabiendo que está reconocido como «pedo» porque me gusta más el ajuste que se le da en mi tierra. El «pedo», bajo mi subjetividad, huele bastante mejor que el «peo». En fin, a lo que íbamos, me despertó.
Como es domingo me prometí una mañana dedicada a los juegos de ordenador. En mal momento me levanté para abrir un jamón. Al despejarlo de corteza, un insigne trozo salió despedido al suelo de la cocina, momento que aprovechó el vástago de Polilla, aún sin hogar, para tomarlo alegremente y salir despavorido.
Como era de esperar, dejó un reguero de grasa por donde él roía alegre y agradecidamente.
Mientras llenaba el cubo de la fregona con agua (y un desengrasante con olor a mandarina del Cairo), puse una lavadora de blanco. En mi inteligencia supina, también aproveché para poner el lavavajillas.
Al terminar de fregar, me dirigí a la cocina para cambiar el agua.
Una piscina, señores, aquello era una piscina.
Como tenía todos los electrodomésticos funcionando en ese momento me era difícil encontrar la fuga. El charco más visible estaba bajo el fregadero. Por desgracia, linda éste a la derecha con la lavadora y a la izquierda con el lavavajillas. Paré ambos, abrí las puertas del mueble bajo el fregadero y saqué los productos de limpieza.
Encendí el lavavajillas mientras buscaba la linterna. Por supuesto ésta no funcionaba.
El lavavajillas no dio error ninguno.
Lo paré y puse la lavadora. Impresionante. Un tubo gris serpenteaba dentro del mueble expulsando agua con olor a nenúfares de Nueva Zelanda dentro.
Apagué la lavadora.
Tuve que sacar el capialzado del mueble bajo el fregadero para conocer la gravedad del charco. Cogí el mocho de la fregona y lo dirigí al ilustre agujero. Entre restregón y escurrida algo falló… El palo de la fregona emitió un crujido un segundo antes de que yo ladeara la cabeza a la derecha. Se partió obligándome a soltarlo. El resto de palo salió despedido donde, un segundo antes, estaba mi cuello.
– ¡Uf!
El vástago de Polilla aprovechó, de nuevo, para coger el mango y salir huyendo. Esta vez, como era previsible, llevaba culo, rabo y patas impregnados en agua de nenúfar.
– ¡Qué perfumadito va el cachorro!
El tubito en su orificio, el cachorro rescatado, la fuga controlada.
Ahora toca fregar.
Es complicado, harto complicado tener que fregar una cocina inundada con un palo de fregona de 70 centímetros de largo…
Terminé hace un rato. No sé si me estaban mentando o no. No me importa mucho.
Ahora mi casa huele a suavizante, el cachorro duerme feliz y yo he encontrado solución a un problema e inspiración para mi propio regocijo.
Y espero que el de ustedes.
VR.
In absentia
11 febrero, 2013
Abajo.
21 enero, 2013
Se te hizo tarde para mirar abajo.
Cuando lo hiciste,
el dolor ya se había roto
dejando mil cristales
con los que cortarse.
Se te hizo tarde para mirar abajo.
Donde ya moraba parte del mí
que siempre quiso ser un tuyo.
Antes de irte,
evita el corte de esos cristales.
No queda herida limpia.
VVRR. «Atraméntum».
Derechos registrados.
Los números de 2012
2 enero, 2013
Los duendes de las estadísticas de WordPress.com prepararon un informe sobre el año 2012 de este blog.
Aquí hay un extracto:
600 personas llegaron a la cima del monte Everest in 2012. Este blog tiene 7.300 visitas en 2012. Si cada persona que ha llegado a la cima del monte Everest visitara este blog, se habría tardado 12 años en obtener esas visitas.
La inspiración no me acompaña. La indignación sí. (II)
19 diciembre, 2012
Allí se quedaron. Seis cachorritos con cuarenta días recién cumplidos que todavía buscaban la teta de su madre nada más despertar.
Cabían en el puño de la mano.
Polillo y Tiznao fueron los primeros en salir. Polillo, por razones más que evidentes. Tiznao por los calcetines que lo adornaban. Polillo fue el segundo en nacer. Tiznao, el último, el guarín de la camada.
Polillo tenía de su madre todo lo que un hijo puede heredar y no es dinero. Nada más verlo me acordé de mi perra cuando la traje a mi casa. Cara de susto, hocico rebuscón, colores extraños y una gran curiosidad. Ojos de un verde triguero para un enano que sólo pide amor. Nada más. Se diferenciaba de sus cinco hermanos en el rizo de su pelo, la mirada que busca aprobación y su necesidad de no dejarse llevar por lo mundano. Llegaba el último al reparto de teta y solía dormirse sólo en el regazo de algún humano. Conocido, cómo no. No le gustaron nunca los extraños que rondaban mi casa.
Tiznao era un punto y aparte. Negro, como el azabache, supo mojar las cuatro patitas en lo níveo del pecho de Polilla. Espectacular estéticamente. La fortaleza de un fox terrier en la ternura de un collie. Impresionante en todas sus aristas. Supo tener, desde el inicio de sus días, la mirada más triste de cuantas haya yo visto nunca. Nunca peleaba con sus hermanos, lamía a su mamá y dejaba que sus hermanos se alimentaran primero. El gentleman de la camada, el hijo perfecto, el yerno deseado.
Los dos supieron poner la cara de «llévameatucasa» en menos de una semana de vitrina.
Me contaron que Polillo se fue con dos niñitas de un pueblo cercano a mi ciudad y Tiznao encontró hogar a dos calles de mi casa.
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Vaquita, la primera en nacer, ya se había despertado completamente al nuevo mundo cuando sus hermanos privilegiados les dijeron «adiós». Nació sin placenta. Polilla sucumbía a los dolores mientras ella se abría camino por los estrechos caminos que dejaba su madre… Parecía la más endeble. No comía apenas, dormía entre temblores… Nadie apostó por ella. Sin embargo, hoy, dos meses y medio después, sus ojos grises le abrieron la puerta de un hogar.
– Quiero la de los ojos grises.
Tal cual. Sus hermanos quedaron al margen. Aquella chica quería a la perrita de ojos grises. La que no podía salir del vientre de su madre, la que provocó los dolores más grandes en mi perra, la que vino sin placenta y no quería comer. «La de los ojos grises». Un detalle físico que dejaba al margen a los otros tres que aún estaban esa fría vitrina.
Vaquita encontró una familia el mismo día que mi costilla y yo llevábamos a los otros tres a nuestra casa a pasar el fin de semana.
Panocho, Croqueto y Tigrita invadirían, de nuevo, nuestro hogar. Porque era suyo.
(Continuará)
VR.
La inspiración no me acompaña. La indignación sí.
6 diciembre, 2012
Hace meses que me sumo en esa especial parsimonia de no saber qué decir. Hechos sucedieron que me dejaron vacía de versos.
Con el paso de los días me he acostumbrado a no tocar la campana de las musas porque es nefasto empeñarse en la esperanza de lo que volverá cuando le de la gana. Me conformo con releer lo escrito, celebrarme en lo bueno y regañarme en lo pésimo, dormir en esas horas que dedicaba a la lírica y desistir en el empeño humano de levantar a lo que ya está muerto. Evidentemente, en algunas horas que antes y siempre eran de ellas, me alboroto pensando que puedo ser más que un parasismo y un dolor incrustado en el centro mismo del tórax. Con todo, tan putas, no atienden súplicas.
Como la inspiración me rehúye, dejo paso a otros sentimientos igual de devastadores con el propósito de conocer su capacidad de doblegamiento de la razón humana.
Esta semana me ha sorprendido un nuevo estertor. La indignación. La historia camina ya en un espacio de dos meses y me gustaría contársela a ustedes.
Todo comenzó el pasado Agosto. ¿Recuerdan a Polilla? Sí, esa perrita que es mi mano, mi amiga, mi hija, mi madre, mi jefa, maestra y discípula. Anduvo en amores con un can vecino y quedó embarazadísima. No sé si supo en algún momento de la recomendación del veterinario o si, verdaderamente, le picaba la curiosidad al respecto. Al caso, satisfizo ambas cuestiones.
Presta cómo no, suelo yo ser persona rápida cuando me interesa, hice un trato con la dueña de una tienda de mascotas para buscar familia a todas esas vidas que venían en camino. La señora se frotaba las manos pensando en el negocio y el pecunio que reportaría. Yo dormiría tranquila sabiendo que cada uno de ellos tendría una familia como la mía.
El trato fue muy claro, muy preciso en márgenes.
El día que Polilla cumplía cinco años, 29 de septiembre, nacían seis espectaculares cachorritos. Pequeños, tibios, indefensos. En mi casa todo estaba preparado para recibirlos.
Se acudió a la señora para informar de la feliz circunstancia.
40 días para el destete y los cachorros tendrían que irse de la casa para buscar su nuevo destino.
De todas las experiencias que he podido tener en mi vida, ésta, sin duda, me vino a reportar los momentos más enteros y gratificantes. Mi despacho era una fiesta. Polilla me enseñó algo que no podré describir nunca. Ellos, me dieron paz. El día que abrió los ojos al mundo el primero de ellos, lloré. Yo era parte de esas historias nuevas. No puedo ni imaginarme ser madre…
Cada uno tenía su nombre. Como debe ser. Su personalidad. Como debe ser. Los reyes de mi casa.
Se acerca el día de su partida y todo son lágrimas en los muros del hogar.
El infierno y meterlos en la vitrina diferían en poco más que la ubicación.
—
– Uy, pero qué preciosos, qué ricos, qué sanicos están…
– Sí… Éste es Panocho, ésta Tigrita…
– ¿Cuánto quieres por cada uno? Ahora vienen las Navidades y se los llevan pronto…
– … Ésta es Vaquita, aquí tienes a Polillo, Tiznao, Croqueto…
– ¿Cómo hacemos el trato? ¿Qué pides?
– ¿Qué?
– El precio…
– No, precio ninguno. Mi trato es que les busques una buena familia.
—
Allí se quedaron mis seis pedacillos de ilusión.
A la espera de un hogar.
(Continuará)
VVRR
Versiones.
22 noviembre, 2012
Cuando amaneció, aún los párpados no se habían cerrado.
«Qué asco, qué angustia, qué de cosas por decir…»
Café rápido, besito en una frente y salida estrepitosa.
«Mierda, cada calcetín de un color… Qué agobio, me quiero morir».
El autobús se retrasa, los paraguas le golpean las sienes, hace frío.
«¿He dejado la vitro apagada?».
Llegada atrasada, regaño de jefe, pantalón empapado.
«Cuando me toque el euromillón te van a dar por el saquito del ojal».
Mañana densa, compañeros torpes, principio de gripe.
«Qué mal me encuentro. Como para pedir una baja…»
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Cuando amaneció, aún los párpados no se habían cerrado.
«Qué bien aproveché la noche. Alicaté todo el baño».
Café rápido, besito en una frente y salida estrepitosa.
«Calcetines distintos… Gran sello de identidad».
El autobús se retrasa, los paraguas le golpean las sienes, hace frío.
«¿Le gustará que le haya dejado el desayuno preparado?».
Llegada atrasada, regaño de jefe, pantalón empapado.
«Jijijiji, qué ganas de enfadarse…»
Mañana densa, compañeros torpes, principio de gripe.
«Uys, tengo mocos. ¡Vacaciones gratis!»
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Y ahora, a sacar conclusiones.
VR.