En año y medio de sequía.

20 marzo, 2014

Las Musas, esas amiguitas que me acompañaban desde mi edad prepúber, me abandonaron un junio de 2012 de la manera más inadecuada que existe: ni dijeron adiós; se limitaron a pegar un portazo, hacer vibrar paredes y descolgar de modo violento los cuadros más inspiradores de mis estancias más privadas. 

Hoy, que la Duda ronda mi casa, el Miedo me hace la comida y la Inutilidad me ronda, me doy cuenta de que estoy hecha de la arcilla más endeble que se puede conocer: la terrible conciencia de la mortalidad.

No voy a entrar en detalles porque sólo le importan a quienes comen de la miseria que, hoy, se sirve a mi mesa. Y esos, pocos, afortunados o muy desgraciados, se pueden contar con los dedos de mis manos. Me quedo con el despiste de mi hermano, la racionalidad de mi cuñada y la abnegada paciencia de mi pareja.

De todos aprendo cada día. Poco o mucho pero algo. 

No me gustaría irme de esta Vida que conocemos sin pedir perdón a algunas personas a las que creo que, de manera inconsciente, hice daño. Tampoco quiero laúdes ni compasión. La falsa piedad siempre me ha dado mucho asco. Ahora, mucho más. Inconmensurable.

En año y medio de sequía me han pasado algunas «cositas» insólitas. No saber rimar y medir ya no me preocupa, no crear no me quita el sueño. Pensar que puedo perderme me hace plantearme muchas otras incógnitas para las que no tengo respuestas. 

Mi madre decía que algún día ganaría el Planeta. Mañana es su cumpleaños y no está aquí. Mi padre siempre presumió ante sus conocidos, socios y amigos del talento de su hija. Ayer fue el día del Padre. Tampoco estuvo aquí. El lunes fue el cumpleaños de mi hermano. Le compré de regalo dos camisetas. Ninguna de su talla. Qué desastre de hermana. 

El caso es no dar una.

Y ahora entiendo que algunos estamos de paso, para dar tránsito a lo mejor, para enseñar qué sí y que no. No basta la voluntad ni la buena fe. No sirven las plegarias ni los rezos cuando ya se ha terminado el paso que te lleva a la vereda convenida.

Año y medio sin versos, sin Poesía, sin nuevos cánticos. Hoy entiendo por qué. 

Otro vendrá. Mejor lo hará.

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VVRR

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10 respuestas to “En año y medio de sequía.”

  1. INSOMNE Says:

    le he dado al «me gusta», pero no quiero decir que me guste que te encuentres así. No sé si me explico.
    ¡ánimo!

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  2. Nada dura para siempre: ni la lluvia fina y creadora de vida de la primavera; ni la más dura sequía estival. Todo gira y pronto llegarán las musas, y te impedirán dormir noches enteras mientras creas maravillosos sueños con solo unir letras a otras letras. No te desanimes, que eres mucho mejor de lo que dices ser.

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    • VVRR Says:

      Doy gracias a la Vida por la fe de gente como tú.
      Un puñadito de seres de tu misma esencia ya sabrían cómo cambiar el caos en el que vivimos.
      Qué gran placer haberte conocido.

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  3. tone kihara Says:

    No soy nada, quizá ni quiera serlo. He vivido, he amado y me han amado. No necesito más… eso lo he aprendido con el tiempo. Siempre me muevo en el caos pero ya no tropiezo.
    No te conozco y es probable que no sirva de nada lo que te diga… pero pasaba por aquí.
    Un beso

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  4. Años son los que llevo siguiendo vuestro blog, y en todos ellos siempre he encontrado aquí algo que vos tenéis que decir, ya sea en prosa o verso. Aun en vuestros silencios prolongados.
    Sé, y confiada estoy en ello, que cuando nuevamente las letras escribáis ensordecerán cualquier voz.
    Os llegará el momento, lo sé tanto como vos también lo sabéis.
    Abrazo grande Verónica.

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  5. tal ves mis palabras aun puedan ser pobres en comparación a las ilación tan melódica que usted compone, pero pude sentir lo que usted.
    De manera tan intempestiva a veces se puede entrar en un trance del cual parece imposible salir, sin embargo, se lo digo yo, la situación dolorosa, no se olvida, pero se supera y se aprende a vivir con ello, lamentablemente es parte de las pruebas que nos pone la vida; para haceros más fuertes
    Mi más sinceras palabras de aliento de una de sus seguidoras.

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  6. mueremata Says:

    Mejor dicho imposible. Comparto el sentimiento de desarraigo y esterilidad. Me siento perdido y hundido respecto a todo. En mi caso mi desesperanza es mayor: no pienso que venga alguien mejor que yo. Todo está perdido, me gusta el acento lúgubre en todos los textos.
    Saludos.

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